miércoles, 25 de marzo de 2009

el precio de la nada


Siempre me quemó las tripas el viento del Norte: el Cierzo en Aragón, la Nortada en algunas zonas de Galicia. Me helaba el alma. Hace años Rafa Zubiaur, como complemento a su currelo de buscador de vientos, fue elaborando unos apuntes en los que catalogaba a Eolo con el nombre que le daban según iba pasando por el mundo. Tenía más de trescientos, que es un decir a la hora de hablar de vientos. Ahora, que vivo en Galicia, el viento me pone los huevos de corbata. Y es que ha empezado la temporada de incendios. Debería aparecer en las guías turísticas: solácese en nuestras playas, deguste nuestros manjares culinarios y disfrute de nuestro deporte aventura, sortee las hogueras del Cierzo. Sí he dicho hogueras del cierzo, ese puto viento del Norte, viento seco cargado de electricidad que sopla veloz y propaga la chispa prendida por mano humana.
En que veo asomar los cirros afilados por lo alto me pongo a temblar: el cierzo avisará al de la gasolina y ese día, del horizonte, saldrá una humareda feroz y, luego, el avión que va y viene del pantano al humo surcará los cielos ennegrecidos. Si hay suerte, por la noche habrá calma. Tal vez sea esa electricidad que trasporta el cierzo la que traspapele las buenas ideas de alguno de mis vecinos, o si no es la electricidad será la velocidad con la que el aire venido del Norte barre los montes y las seseras de esta tierra que huele a costa y a chamusquina, o tal vez sea su poder para propagar el fuego, ¿yo qué sé?, pero algo tiene ese viento maldito que apenas sopla dispara las más asquerosas esencias del ser humano. Mientras tanto, el resto de la parroquia en el bar, al socaire, apura unos tragos mientras juegan la partidita, la veo y cinco más. Y es que los eucaliptos valen poco. Se quema poco, apenas unos eurillos de mierda. Y subo tres a la chica.
Por lo visto, después de sucesivas y sucesivas políticas peperas, de la desidia de tres años de bipartito, de la papelera de Pontevedra (ENCE), de FINSA (una empresa de madera conglomerada que por estos pagos es el Dios verdadero), de los seiscientos y pico mil gallegos que, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, plantaron sus leiras con la puta especie australiana, después de eso.... queda la resignación.
¿Qué hacer si cada uno de esos seiscientos y pico mil paisanos es libre de hacer con su propiedad, maldita propiedad, lo que le salga de los huevos? Y lo que le sale de los huevos plantar mierda rápida, acacias invasivas o eucaliptus, esa especie que hace ya tiempo arrasa la capa edafológica de lo más sagrado de la patria, pero que renueva el coche cada diez años sin tener que hacer otra cosa que ver crecer la hierba. Con la propiedad hemos tocado ¿Qué hacer si ninguna autoridad pone coto a tanto forestal desmán? A ver, ¿qué partido tiene un par para prohibir una planta tan agradecida? Y es que los votos de seiscientos y pico mil votantes son muchos votos. Si fueran marías o monguis ya pondrían manos a la obra y en un par de días estaban los campos arados por los bulldoger de turno, pero siendo la materia prima de tíos tan importantes como Monsieur ENCE o Mademoiselle Finsa ni se toca, no la jodamos y se enfaden los jefes. Total.... ¿qué más da si es una especie que arde tan de puta madre como para quemar a más de ciento cincuenta pringaos en la misma oleada estival de incendios en Australia (y cinco en la de hace tres años aquí mismo)?, ¿qué más da si está dejando el suelo sin nutrientes, poco compactado en superficie, y fácilmente erosionable?, ¿qué más da? ¿A quién cojones le interesan esas gilipolleces?
Me cagüen la propiedad.
Lejos de allí, en Covaleda, por poner un ejemplo, se apagan las colillas en la palma de la mano bien humedecida por un lapo, antes de ser tiradas sobre la madre Tierra, claro está. La Pachamama puede que se la sude, no digo yo que no, pero los árboles dan pasta y currelo. Así se les va cogiendo cariño. Cuestión de modas. Y es que en las zonas madereras, de buena madera, se quiere mucho a los arbolillos. Unos románticos es lo que son esos madereros de aspecto rudo.
Y dicho lo dicho y, como no se conserva más que lo que tiene valor, valor económico, voy a hacer una propuesta que es muy posible que modifique la dirección al caos que lleva, sin remedio, el planeta. Propongo que los bancos compren montes. Sí, has leido bien. En vez de activos tóxicos montes limpitos, incluso con la pasta que les suelte el siempre bien hechor estado, montes con titularidad bancaria. En serio, si el propietario de las fincas fuera la Caja de Castroforte del Baralla o el Banco Jones, el monte estaría lleno de especies caducifolias, que revalorizan un huevo las fincas, y asegurarían los intereses de los impositores. El monte valdría una pasta y entonces tendría VALOR. Valor con mayúsculas. También es posible que estuviera lleno de pisos y asfaltado pero no seamos agoreros, ¿quién imagina un duro corazón de banquero borrando el verde del mapa?, así que supongamos que son tan enrollados como sabemos que son, y esas cajas con obra social compran montes para no edificar, si así sucediere, esos mansos paisanos, impositores con beneficios escuálidos en forma de migajas de la obra social de la caja, esos que apuraban sus anises entre órdago y envite, mientras ardían unas leiras allí al lado, se transformaría en psicokillerrs del medio rural y saldrían de súbito, machete (o motosierra) en mano y con cara de muy mala hostia, a cortar los huevos del incendiario de mierda que estaba disfrutando del espectáculo que encandiló a Nerón unos siglos atrás. Primero le cortarían los huevos y luego, muy despacito se sacarían las entrañas. De buen rollo entre vecinos, sin acritud. Y es que las cajas tienen mucho arraigo en estas tierras.
Sólo queda convencer a las cajas y bancos de que pueden aceptar tierras de monte como aval de hipotecas. Tampoco eso es descabellado, al paso que vamos un productor de oxígeno será un bien preciado: sólo hay que esperar unos años a que nos hayamos cargado casi todo el planeta, en ese momento un árbol será una garantía de vida y un valor el alza, además serán escasos y, por tanto, tendrán un gran valor. Habrá, incluso, acaudalados que se desplacen con un castaño en maceta rodante del que saldrá una sonda para transferirle el oxígeno deseado. Y comprado a buen precio, no os creáis que cuando ya no queden valdrán poco. Ahí los bancos se pueden poner bordes con el precio, pero no creo que eso suceda, ¿cuándo se ha visto ponerse borde a un banquero? Además, los pobres banqueros tienen ahora mala prensa. Si siguieran los consejos del que esto escribe se podrían transformar en ecobanqueros, con bancos pintados de verde parra que harían lo mismo que han hecho toda su puta vida, pero con mejor imagen. Ya no repartirían bonos de lujo entre sus altos cargos sino “ecobonos de lujo”, y la peña, al saber que esos bonos son bonos verdes y no se lo tomaría tan a pecho como se toman lo de las aseguradoras y bancos recapitalizados por los paganinis. Lo de los créditos basura, y veinte crisis como la actual, se olvidarían en un plis plas. Y sería una gozada ver la transformación que sufrirían los presidentes de las oficinas, no sé..., más jipis, más guais, como más coleguis; con diálogos parecidos a este, por ejemplo el día que te dejas caer por su ecoterritorio para pedir un crédito:
Director de sucursal: ¿Te apetece un peta?
Tú mismo/a: No señor director de sucursal, ahora no, que luego tengo que ir al currelo, pero se agradece. Por cierto, ¿me ha dicho euribor + 0,3 o e uribor +0,33?, ¿y cómo hemos quedado en lo de la comisión de apertura?
Director de sucursal: Es Afgana, muy rica, un poco cabezona pero muy rica. Si no te importa yo sí que voy a fumar uno que llevo una mañana de las de no te menees. Ah, lo del euribor lo tengo que consultar a la Ecocentral y ya te llamo con lo que digan, como mucho en una semana. La ecocomisión de apertura es un uno por ciento, por cierto, qué bueno sabe, coño – y expulsa una bocanada de humo azulón.



PD. La foto de arriba es de Chelo González de Dios. Fue tomada cuatro meses después de que el monte, que en ella aparece retratado, ardiera como consecuencia de un incendio intencionado.

1 comentario:

  1. Hola maestro en las artes jazzeadas. Hermano, qué hermoso estaría el monte de la foto plantado de quercus, robles, hayas(faias), de pinos(ródano, pinaster, piñonero), de coníferas:
    abetos, piceas y de landa de xestas e brezos.
    ¿verdad?
    Felices vacaciones

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