domingo, 16 de octubre de 2011

La carpintería está indignada


Estoy agro-indignado.

Ayer. Mientras muchísimos miles de ciudadanos le decíamos al mundo que estamos hasta los huevos de sus mentiras, otros en la zona más vegetal de la comarca plantaban fuego al monte.

Y no pasa nada.

Hace unos años se quemó medio país, palmaron abrasados cinco o seis ciudadanos, y nada pasó. Bueno. Sí, que palmaron unos pocos y que una buena parte de la población anduvo unos días con los huevos de corbata. Pero poca cosa.

Pasado el susto nadie habló de la mierda en que se había convertido la masa forestal de la patria. Nadie dijo que una buena parte de los buenos paisanos que poblaban el censo eran, precisamente, los que tenían yesca plantada en sus fincas. Nadie dijo que el tonto del pueblo, en vez de jugar con palotes en la mesa del bar, como hacen en otros sitios, aquí por lo visto, anda monte arriba y abajo con la lata de gasolina. ¿Qué vamos a decir si él es uno de los nuestros?

Aquí no pasa nada. Bueno sí pasa. Pasa que ya no queda tierra para que los árboles puedan crecer. Pasa que cuando sopla el viento un poco más fuerte de lo normal se tumban resignados, como si esa muerte que les espera fuera más dulce que la vida de mierda que tienen. ¿Y a quién le importa? Pasa que el mar está lleno de mercurio y de plomo, pero no es problema. Y cuando los mejillones sean radiactivos...., serán nuestros mejillones y qué coño, sabrán a nuestra mierda, que es lo que mola.

Desde esta carpintería digo que estoy globalmente indigando: La mitad de mi indignación va a parar al medio urbano y la otra mitad al rural.

Ahí va el enlace de un programa que habla de la puta codicia y de la forma que esta adopta en esta parte del mundo.

http://cabarevoltaire.webcindario.com/fuego.html


Salud e indignación.

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