domingo, 28 de diciembre de 2008

el gusano del tiempo


Hace tiempo, cuando era un adolescente con retardo, enmarqué una foto de Archie Sheep. En la foto en cuestión, virada a todos los sepias posibles, también aparece Chet Baker. Están en una habitación con pintas de ser un camerino, o algo por el estilo. Ambos parecen calentar sus respectivos saxo y trompeta, y al fondo se ve un cartel en el que se lee “Nigth in Tunisia”. Y ahí llevan la tira de años, acompañándome a todas las moradas que he habitado. Siempre en una pared principal (en la actualidad comparte altar con Camarón).
Hace una semana Manu me regaló varias de las fotos que le tomó a Archie Sheep en el festival de Getxo (y a Sonny Rollings un poco después, pero esa es otra historia). Y así estaba esta tarde, contemplando una en la pantalla del ordenador y otra en medio de su viejo y desvencijado marco, cerca de una manzana que me disponía a comer. De la foto de la izquierda a la de la derecha median dos palmos y más de treinta años. De la base de la manzana, de un pequeño orificio, sale una gusanito de cuerpo casi blanco, y oscuro de cabeza, que, no sin cierta arrogancia, me mira y se deja caer sobre la mesa que nos contiene a todos. Lento, pero obstinado, se estira para darse impulso con la parte trasera del cuerpo y así avanzar unos milímetros. Una y otra vez: Compresión, estiramiento, otro milímetro, compresión y estiramiento...... Cuando llega a base de la pantalla del portatil lo veo claro.
El gusano se detiene exhausto bajo la foto más moderna, de apenas medio año, con Archie recorriendo la diagonal de la imagen, el saxo entre las manos y una mueca de dolor eterno, o tal vez sea de placer eterno, o de las dos cosas a la vez, pero en todo caso de vida, en la cara. El par de palmos que ha recorrido llevan asociados más de treinta años en el tiempo. Un par de palmos discontinuos, dos estados separados por un número elevadísimo de estados, tal vez puentes en el vacío del espacio. Y treinta años para acuchillar las entrañas de éste que lo contempla.
El bicho, de poder hacerlo, resoplaría como un caballo que ha cruzado el desierto. Treinta años, suma de multitud de discontinuidades en el tiempo, son muchos años. Lo gracioso es que al gusano sólo le han costado cinco de sus minutos, que vete a saber lo que será será en el equivalente humano. Toda un lección de relatividad. Estirón, impulso, y hacia adelante. Una y otra vez. Como yo. Ambos hemos pasado por una gran cantidad de estados cuánticos entre las dos fotos. Los del gusano en la dimensión que une ambas, Los míos vete a saber en qué dimensión de mierda. Infinitas discontinuidades recorridas en un tiempo que, a la fuerza, fue discontinuo. Granitos de arena, uno a uno, que han hecho una montaña desde la que un Archie Sheep entrado en dolor, o tal vez placer, desgrana un saber que no se aprendió ayer.
Veo al bicho ponerse en marcha de nuevo, ahora en dirección a su protectora manzana (o eso cree él), y pienso que después de tantísimo intervalo cuántico como es la vida, mi tiempo, mi materia, mis átomos, es posible, terminen sus días compartiendo morada con algún primo, más o menos generaciones por delante, del gusano que ahora contemplo a apenas cinco dedos de la manzana, reptando en la dirección de la juventud. Maldito cabrón.
No lo dudo: Suelto una hostia de puño cerrado sobre la mesa (con resultado de espachurre), y me cargo a ese anélido de los cojones que una y otra vez se estiraba con recochineo hacia el ayer y el antes de ayer.Y el antes de antes de ayer. Que le den por el culo. Luego pelo la manzana y me la zampo a medio camino entre ambas fotos. En tiempo de nadie.

2 comentarios:

  1. Sabía desde el principio que te ibas a cargar al gusano.

    María José

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  2. "Los Misterios del Gusano" http://lascosasquenuncaexistieron.com/Articulos/45/de-vermis-mysteriis

    Si HP Lovecraft, Robert Bloch o Stephen King se hubieran decidido por el "esparruche", se hubieran ahorrado bastantes quebraderos de cabeza. No quiero ni pensar cómo resolverías tú, físico racionalista y drástico, los Mitos de Ctulhu...
    No me habías contado lo de la foto antigua de Shepp, me gusta mucho la historia. Y es un placer y un honor que alguna de mis fotos comparta sitio a su lado.

    Manu

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